Trabajar bajo presión y aceptar la responsabilidad que requiere el deporte individual, en dónde el único responsable del éxito o del fracaso es uno mismo.
Aprender a competir sin que el resultado afecte a nuestro estado de ánimo ni a nuestra rutina diaria. El objetivo principal del tenis es vencer al contrincante, pero es necesario aprender a ganar y perder con honra.
Mantener hábitos de nutrición saludables aprendiendo a alimentarse bien, antes y después de las competiciones.
Divertirse con el deporte y con todo lo que el tenis aporta. Pero disfrutar no significa ser conformistas con los que hacemos, debemos plantearnos retos y ser competitivos para alcanzar estos beneficios.
Manejar la adversidad y competir con tenacidad a pesar de los elementos que uno no puede controlar, sobre todo cuando se practica al aire libre, cómo son el viento, el sol, la lluvia…
Por todas estas cosas merece la pena jugar al tenis, aprendes una serie de valores que te hacen crecer como deportista pero sobre todo como persona, no sólo en el ámbito deportivo sino también a lo largo de la vida